Hola, como ya dije, iba a hacer un seguimiento de fallas, mi intención era escribir cada dos días pero por motivos ajenos a mi, fue imposible. El cansancio, las ganas de aprovechar el tiempo y algún contratiempo que otro, han hecho que tengáis que esperar un poquito más. Pero aquí estoy para contaros como fueron los últimos días de las fallas de 2014, que si empezaron bien, acabaron mejor.
Al parecer la llegada al tren fue sin problemas y hubo tiempo hasta para fotos, aunque Javier podría haber venido solo porque se desenvuelve bastante bien con la maleta.

La mascletá del lunes 17, fue bastante buena pero como mi familia llegó con el tiempo un poco justo del tren, la vimos a una distancia prudencial, a partir de ese día fuimos con tiempo y aguantamos el plantón para ver el espectáculo como se merece. La verdad es que hay quién llevaba la espera mejor que el resto...






Pero la espera merecía la pena y durante los minutos que duró la mascletá las caras lo dicen todo.




Después de las mascletás, cuando conseguíamos salir del mogollón de gente, íbamos directos a comer. Como os dije, teníamos todo reservado. Fuimos a tres sitios, La Strada era una pizzería en la calle quart donde nos atendieron muy bien, rápido y una comida buenísima, la pega quizás es que se nos quedaba el plato pequeño, ¡pero es que llegábamos con mucha hambre!


El segundo día comimos en la Taberna la Mora, que aunque comimos bien, la atención no fue muy buena, supongo que por ser fallas.. le daremos otra oportunidad en una fecha menos complicada y a ver si nos convence. El último día comimos en Q-Art, aquí ni la atención ni la comida. Nos lo habían recomendado para cenar en plan tapeo una noche y con tranquilidad. Pero fuimos a comer el 19 de Marzo así que claro, la diferencia es sustancial. El menú que yo me pedí no estaba malo, pero otros platos llegaban escasos, fríos y duros.

Luego antes de descansar, dábamos una vuelta para ver las principales fallas y descubrir algunas no tan principales, pero el cansancio pesaba y había que volver a casa o reponer fuerzas. Para eso, nada mejor que el agua de Valencia, y no precisamente la del grifo.







También nos encontramos con personajes que no pegaban mucho pero siempre hacen ilusión.


Vimos muchas falleras y nos gustaron mucho así que no quisimos ser menos, y nos apuntamos al estilo. También es verdad que mi madre se había adelantado y Javier venía preparado con su traje de fallero y la camisola, por tener, tenía hasta caja de petardos.